Un vino “de pueblo”, otro “de paraje”. La bodega mendocina Cuchillo de Palo arranca el año con el lanzamiento de dos vinos blancos de corte. ¿Qué tienen en común? Mucha frescura y versatilidad, y como origen el Valle de Uco. ¿Qué los diferencia uno de otro? Varias cosas, veamos…
Empecemos con Casa de Herrero Corte de Blancas Vino de Pueblo 2023. Sí, así de largo… “Se trata de un vino inspirado en el concepto de “vino de pueblo”, que hace referencia a una costumbre popular acerca de la manera en que antiguamente se hacían y tomaban los vinos de un lugar –cuentan desde la bodega–. En tiempos remotos, los productores de una misma zona vinificaban en cavas cooperativas y los vinos resultantes eran consumidos por los vecinos, por la gente local”.
En el caso de Casa de Herrero, es un blend de Chenin, Viognier y Chardonnay que proveniente de viñas antiguas (de 20 y 30 años) de Vista Flores, Tunuyán y Agua Amarga. Lleva la firma del enólogo Ernesto Bajda, que propone un blanco de aromas frutales (manzana verde, damasco y durazno blanco), con algunas notas florales. En boca se destaca su frescura y paso ligero, todo lo que lo hace ideal para el momento del aperitivo o de una comida en la que los sabores son delicados. Su graduación alcohólica es de 12,5%.
Cuchillo de Palo Corte de Blancas Vino de Paraje 2023, por su parte, se elabora con uvas Semillón, Chardonnay y Sauvignon Blanc provenientes de un viñedo ubicado en Vista Flores. Las tres variedades son cofermentadas en vasijas de concreto y acero inoxidable. El resultado es un blanco de perfil más tropical y de más cuerpo en boca. La elevada acidez complementa y contrasta con la textura y el volumen, en un vino más clásico que “el de pueblo”. Su graduación alcohólica es de 12,3%.