Hasta no hace muchos años resultaba un contrasentido pensar en un vino de gran frescura proveniente de los Valles Calchaquíes, de donde solían llegar vinos extremadamente pesados. Pero la culpa, se supo, no era del lugar: “El terruño de Cafayate lo tiene todo para hacer un vino fresco, solo tenemos que manejar punto de cosecha”, asegura Jorge Noguera, enólogo de Bodega Amalaya.
Su Rosado de Corte es un excelente ejemplo de que este terruño ubicado a 1800 metros sobre el nivel del mar puede ofrecer vinos refrescantes, que tienen el plus de expresar el lugar. Y el rosado de Amalaya lo hace echando mano a las dos variedades de uva emblemáticas de la Argentina.
“Nuestro rosado es característico por ser un blend con una base de Malbec (95%) con un pequeño aporte de Torrontés (5%), que reúne las dos cepas emblemáticas de la vitivinicultura Argentina”, precisa el enólogo de la bodega cafayateña.
¿Qué aportan cada una de estas variedades? “El Malbec hace el aporte de fruta roja, pero también de frescura gracias a nuestro punto de cosecha temprano y a su posterior fermentación a bajas temperaturas”, responde Noguera.
“El Torrontés, por su parte, suma un aporte de frescura extra, ya que en su elaboración buscamos más bien un exponente de este varietal con una nariz más neutra, evitando ese floral invasivo característico del Torrontés”, agrega.
El resultado en el Amalaya Rosado de Corte 2023 es un vino de color salmón brillante, con aromas que combinan delicadas notas florales aportadas por el Torrontés con las de frutas rojas del Malbec. En boca, su buena acidez lo vuelve refrescante: tiene cuerpo medio, lo que permite incorporarlo a la mesa para acompañar distintos platos.