Despojados y directos, la nueva imagen y el nuevo estilo de los vinos de La Flor interpelan al consumidor desde un enfoque “minimalista” -en términos de sus creadores- que apela a la pureza del vino. Pero, también, hay una búsqueda de coherencia que atraviesa a los vinos, su packaging y las condiciones productivas en viñedo y bodegas, que nace de la conciencia de sostener un legado que atraviese a generaciones.
De hecho, la nueva La Flor es el resultado de una reinterpretación de sus vinos que se da en el seno de la cuarta generación de la familia Pulenta, conformada por Edu, Diego y Nina. Europe & Asía Brand Ambassador y Directora de Marketing de la bodega, Nina es quien estuvo a cargo del cambio de la nueva imagen, que en este proceso trabajó junto con un prestigioso estudio en Shoreditch (Londres) especializado en diseño sustentable, y que estuvo a cargo de la imagen de la Bienal de Venecia.
Aquí es Nina quien nos cuenta acerca de la nueva La Flor.
-¿El cambio de imagen se acompaña de un cambio en el estilo de los vinos?
-El cambio de imagen acompaña una búsqueda que empezó hace cinco años cuando timidamente Edu, Diego y yo empezamos a involucrarnos más con el estilo del vino de la línea La Flor. La Flor siempre fue la “línea joven” de Eduardo y Hugo, y creíamos que era un buen momento, con la llegada de un equipo enológico más joven, también de replantearnos cómo debía ser esa línea bajo Pulenta Estate. Así que bueno, la toma la cuarta generación, buscando enfocarnos en la pureza varietal, en vinos jóvenes con poco paso por madera, de alguna manera vinos que nos representaran más a nosotros como generación. Es un desafío muy lindo trabajar en equipo con mis primos porque cada uno tiene su mirada y su aporte al proyecto.
-El estilo de La Flor es de vinos “minimalistas”. Buscamos que brille la pureza varietal que se expresa de nuestras dos fincas propias. Vinos amables, elegantes y sencillos a la vez. Creo que la nueva imagen también refleja estos atributos de la línea en su estética también minimalista y despojada.
-¿En qué acciones se traduce el foco en lo sustentable de esta nueva etapa de La Flor?
-No me gusta la palabra “sustentabilidad” porque me parece que hoy por hoy es una palabra vacía. Es una palabra sobreusada, que en ese sobreuso ya no significa nada. Nosotros creemos en hacer las cosas bien. Somos la cuarta generación de una familia argentina que elige seguir creyendo e invirtiendo en su país. Las fincas las heredamos de nuestro abuelo, entonces para nosotros son casi un préstamo que tenemos que cuidar para la próxima generación. Y de eso nos ocupamos, de tener un manejo responsable de nuestros suelos, hacemos un esfuerzo enorme con el uso del agua, que antes de devolver al sistema pasa por nuestra planta de tratamiento de afluentes. Invertimos en 250 paneles solares que nos permiten funcionar con energía solar.
-Hay incluso cambios perceptibles para el consumidor, ¿no?
-Sí, hemos hecho un cambio en la botella de La Flor eligiendo un insumo más liviano y que esta hecho con un 85% de vidrio reciclado. Pero lo hacemos con la convicción de trabajar de la mejor manera posible, respetando el medio ambiente, cultivando nuestro equipo de trabajo, tratando de tener un impacto positivo en las comunidad. Y bueno, ya que hacemos todo eso, certificamos Sustentabilidad con Bodegas de Argentina, Global Gap, ISO22000. Los vinos de La Flor también son apto celíaco y veganos, siempre desde la certeza de enfocarnos en la calidad de nuestros vinos.
¿A qué consumidor de vino (o no consumidor de vino) apuntan?
-Nos gusta pensar en momentos de consumo más que pensar en un solo consumidor. No creemos en un consumidor joven o entry level, eso para nosotros es un concepto antiguo. Creemos que quien elige La Flor, elige el ritual de tomarse un vino porque aprecia esos pequeños momentos de disfrute en el día. Como dirían los españoles, ¡nuestros clientes son “disfrutones”! Y por supuesto elijen la calidad y estilo que nos caracteriza como bodega.
Por otro lado, hay un componte de diseño muy fuerte en nuestra familia, desde mi padre hasta yo que soy diseñadora. Y creo que eso se ve reflejado en toda la estética de la bodega y también brilla en La Flor y en el mundo nos eligen mucho por nuestra imagen. Muchos de quienes toman La Flor son artistas, arquitectos, diseñadores, a quienes nuestra propuesta de “menos es más” los identifica y aún más hoy con la nueva imagen.