Peligro: ladrones de Coravin

El dispositivo para servir vino sin abrir una botella estaría siendo utilizado con fines non sanctos

Coravin es, sin lugar a dudas, uno de los inventos más revolucionarios en lo que respecta a servicio del vino. La posibilidad de extraer vino de una botella sin tener que sacar el corcho y –gracias a la adición de gases inertes- sin hacer que el contenido restante tenga fecha cercana de caducidad es maravillosa. En especial, cuando se trata de grandes vinos.

Pero, como informa la plataforma especializada Wine-Searcher, este mismo dispositivo podría convertirse en una amenaza para coleccionistas y amantes del vino en general.

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Perforación que habría sido hecha con un Coravin (Wine-Searcher)

La alarma surge a partir de una denuncia realizada por coleccionistas de vino de Jura, que dicen haber recibido botellas en los que es visible la perforación de su cápsula y su corcho mediante –aseguran- las diminutas cánulas del sistema Coravin.

Es una historia… en diminutivo. “Se trata de un presunto microrrobo de vino a productores muy cotizados del Jura, una microrregión que ha llamado la atención de lo que a escala mundial podría denominarse un microgrupo de coleccionistas de vino –relata Wine-Searcher-. Hay relativamente poco dinero en juego, pero personas de todos los lados de la historia están heridas, enojadas y preocupadas”.

En realidad son dos historias: Cliente A y Cliente B, como las relata la plataforma de bebidas. Cliente A tiene su desarrollo en algún lugar de Francia, en la cava de un coleccionista norteamericano aficionado a los vinos de Jura.

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Perforación visible en el corcho (Wine-Searcher)

El señor A compró varias magnun y botellas regulares de vinos de productores como Domaine Labet y Domaine Ganevat a una tienda especializada francesa. Los vinos fueron enviados al domicilio en Francia, donde permanecieron varios meses en su caja en la cava hasta el señor A decidió visitar Francia para Año Nuevo.

Entonces, se encontró con que a la magnum de Cuvée de L’Enfant Terrible Poulsard 2019 de Domaine Ganevat le faltaban un par de copas… Pero el sello de vino francés que recubre la cápsula de cera aún estaba en su lugar, intacto. Cliente A  lo removió para encontrar en la cera un diminuto agujerito. Cuando retiró la cera, había otro agujerito en el corcho.

Cliente A reclamó a la casa que le envío los vinos, que se desentendió del tema.

Algo similar le ocurrió a Cliente B. En este caso, un coleccionista coreano que para poder comprar vinos del productor Domaine Houillon-Overnoy hizo una vaquita con sus amigos, como para lograr un volumen (y un monto) que hicieran razonable el envío de Francia a Seúl.

El envío, finalmente, fue a través de una compañía importadora con base en Hong Kong. Como Cliente B había visto el posteo en Instagram con el que Cliente A denunció el “coravineo” de su magnum de Jura, al recibir las botellas decidió remover la etiqueta de vino francés (conocida como Marianne) y, tal como esperaba, se encontró con un agujerito en la cápsula de cera.

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Y, al retirar la cera, se topó con un agujerito en el corcho. A la botella de Cliente B, al menos, no le faltaban varias copas de vino, sino un poquitito. Lo bueno en su caso es que se quejó con la importadora de Hong Kong, quien le devolvió el dinero. La tienda francesa de donde partieron las botellas no dijo ni hizo nada.

“A Wine-Searcher llegan rumores de que estos dos casos relacionados con el vino del Jura de pequeña producción tal vez no sean casos aislados –puede leerse en la plataforma-. Y, sin embargo, a lo largo de los años desde que Coravin ha estado en el mercado, historias similares solo han aparecido de forma anecdótica en varios foros sobre vinos”.

De hecho, ha nacido un nuevo verbo: “coravinear”. Quizás pronto empecemos a conjugarlo con frases como “me coravinearon el Malbec que guardaba en la cava”.