La compra fue tan casual que sorprende. Un cliente no identificado entró a la vinoteca de lujo ARVI, en Zúrich, y en el momento decidió la compra de una botella de vino italiano que salía 100.000 francos suizos (unos 112.000 dólares). Pagó con tarjeta y se fue con la botella. Así de rápido le otorgó a la botella de Colore de 27 litros el título de ser la botella de vino italiano vendida más cara a la fecha.
Claro que no era una botella cualquiera. Había sido diseñada exclusivamente en este formato único para celebrar el primer lanzamiento de los vinos de Bibi Graetz en la prestigiosa Place de Bordeaux el año pasado. Hijo del destacado escultor suizo-israelí Gidon Graetz, Bibi es reconocido por producir vinos de alta calidad, como los toscanos Colore y Testamatta (ambos se venden a través de La Place), junto con el menos reputado Soffocone di Vincigliata.
Establecido en Fiesole, en las afueras de Florencia, Bibi creó una nueva pintura para la etiqueta, inspirada en las emociones y sensaciones que le evocaba la añada de 2016, comentó. A tono con el concepto artístico que acompaña a todos sus vinos, en esta ocasión incluso fue un paso más allá con su packaging. La botella viene dentro de un estuche fabricado con la madera de la barrica en la que envejeció el vino, coronado por una tapa de acero inoxidable y sellado con su firma.
Considerado uno de los enólogos más talentosos e innovadores de la Toscana, el año pasado Graetz se asoció con Hedonism Wines para crear una cava dedicada exclusivamente a sus vinos en la tienda de Mayfair, que alberga la colección más completa de vinos Bibi Graetz de Londres.