Para lectores atentos, el reporte de cosecha 2024 de Bodega Otronia venía con sorpresa: “Tras 14 años desde su plantación, hemos logrado las condiciones para cosechar uvas congeladas y elaborar nuestro primer vino de hielo (…). Será un vino inédito para Sudamérica y augura calidad excepcional“.
Los vinos de hielo o icewine, característicos de zonas extremadamente frías, como algunas regiones de Canadá, se elaboran a partir de uvas que han permanecido en el viñedo más allá de la fecha de cosecha y se han congelado, algo posible solo en sitios extremos como Sarmiento, Chubut, donde se encuentra Otronia. En la Argentina, nunca se había elaborado un vino de esta forma (hay solo experiencias con uvas congeladas luego de su cosecha).
“Es un proyecto que estuvo siempre y desde el primer momento, incluso antes de plantar el viñedo -cuenta Juan Pablo Murgia, enólogo de Bodega Otronia-. Fue uno de los primeros proyectos conceptuales asociados al lugar, claramente por los fríos extremos.
¿Cómo fue el proceso que llevó a esta primera cosecha de uvas para un icewine? “No hay muchos procesos a implementar en el viñedo, sino que es más bien esperar que la naturaleza y el clima lleguen a un nivel muy extremo de congelamiento permanente de la fruta durante varias horas”, responde Murgia.
“Desde que cosechamos las primeras uvas por allá en el 2015 hasta la fecha, no habíamos tenido la posibilidad de congelar uvas de formas natural, ya que las mínimas necesarias son demasiado bajas, promediando los 8-9 grados bajo cero, pero sobre todo de forma sostenida y por varias horas. Esto se ha dado por primera vez esta cosecha y nos preparamos durante mucho tiempo para el momento“.
En cuanto a la elaboración propiamente dicha, explica, “el proceso es muy específico y se basa en el concepto de crío-concentración, que es básicamente congelar una parte de la estructura acuosa de la baya, permitiendo que a través del prensado mecánico fluya un mosto concentrado en ácidos y azúcares, llegando a valores muy altos similares a una cosecha tardía, incluso mayores, pero manteniendo un perfil más aromático y mejor acidez, ya que la uva no está deshidratada y sobremadurada”.
Ubicado casi en el límite con Santa Cruz, en el paralelo 45, el viñedo de Bodega Otronia se caracteriza por un clima extremo, con vientos que superan los 120 kilómetros por hora y temperaturas que llegan a varios grados bajo cero. Son muchas las variedades plantadas allí, desde Malbec hasta Torrontés, pero las empleadas para el icewine fueron Chardonnay y Gewursztraminer.
“Buscamos intensidad y a la vez complejidad aromática, resaltando los atributos de un vino de alta concentración de azúcares y acidez, balanceados por su equilibrio como grandes atributos. Al mismo tiempo creo que sería la primera vez que se elabora este tipo de vino a esta latitud del hemisferio sur”, concluye Murgia.