El departamento de Maipú, recientemente declarado capital del Aceto Balsámico, fue escenario de la primera Vendimia del Aceto Balsámico, un evento que combinó tradición, gastronomía y desarrollo local. La jornada, realizada en el espacio Corazón de Lunlunta, reunió a referentes del sector público y privado, productores locales y especialistas con el objetivo de consolidar al aceto como nuevo emblema cultural y turístico de la región.
El evento ofreció degustaciones, platos elaborados con aceto balsámico, maridajes con vinos mendocinos y charlas técnicas que abordaron la historia, el presente y el futuro de este producto con identidad propia. La iniciativa fortaleció la alianza entre el municipio y los emprendedores del rubro, impulsando el desarrollo del turismo experiencial y la producción de calidad.
Durante el acto, el intendente Matías Stevanato subrayó la importancia de generar nuevas oportunidades económicas a partir de los saberes locales. “Esta vendimia no solo valoriza nuestro patrimonio gastronómico, sino que también genera oportunidades para los productores y atrae turistas que buscan sabores auténticos”, expresó.
Uno de los momentos más emotivos fue la exposición de Gabriel Guardia, referente en la elaboración de aceto balsámico en el país, quien compartió su experiencia y trazó un ambicioso horizonte para el producto: “Vamos por Maipú como el Módena del mundo, buscando una denominación geográfica que impulse aún más al departamento y a la provincia”.
Guardia recordó sus inicios en 2012, cuando descubrió el aceto tradicional en Italia, y el largo camino recorrido hasta convertirlo en una producción local con identidad propia. También destacó la voluntad de fomentar una tradición regional en la que las familias elaboren aceto de manera artesanal, como parte del legado cultural.
El evento concluyó con la coronación de la primera Reina Departamental del Aceto Balsámico, figura que representará la cultura y tradición de este producto en distintos espacios de promoción.
Con esta celebración, Maipú reafirma su liderazgo como destino de enoturismo y cocina de autor, sumando al aceto balsámico a su rica herencia vitivinícola y gastronómica. Una apuesta que conjuga innovación y raíces en un territorio que se consolida como valle de sabores y experiencias únicas.
